De la enfermedad a la meditación
Todo empezó poco a poco y en unos meses tenía mi cuerpo físico atrapado en una enfermedad articular "incurable" para la medicina convencional.
Me negué a creer en los médicos. Confiaba en mis ganas de vivir y en que esta era otra etapa difícil que superar en mi vida. Así que empecé a buscar nuevos caminos de pensamientos positivos que me guiasen hacia la solución en vez de la enfermedad. En mi búsqueda apareció Josep Pàmies y seguidamente Lidia Blánquez. Necesitaba un guía que me ayudase a deshacer el caos en mi vida para volver a la harmonía. Sabía que tenía que trabajar a fondo muchos aspectos en mi vida. Así como enfermé a causa de muchos factores: un trauma emocional mal resuelto, frustración profesional, mucho estrés en el trabajo acompañado de movimientos mecánicos que me sobrecargaban el físico, sobrecarga electromagnética, geopatía en mi vivienda... Toda mi vida se iba direccionando al caos como si fuese un gran imán que yo no podía frenar. Pegué un bajón físico considerable. Mi enfermedad se extendió por todo el cuerpo y me sentía como si tuviese 80 años en un cuerpo de 40. Me sentía muy triste por verme así. Tan joven, con tantas posibilidades y atrapada en eldolor. Mi vida empezó a convertirse en una pesadilla.
El primer día que conocí a Lidia conecté intensamente. Ella podía ver y entender cosas que yo no sabía clasificar. Sabía cosas de mi que yo no contaba a nadie. Tenía la capacidad y la sensibilidad de ver más allá. Le pedí ayuda y empecé a confiar en ella. Visita tras visita, durante un año hemos hecho un trabajo de fondo muy intenso. Hemos trabajado a nivel físico, alimentario, emocional y espiritual. Yo me prometí cambiar lo necesario para curarme y me tocó modificar muchas cosas.
Hice la dieta de arroz rojo por 21 días. Emocionalmente me sentía mal, agotada y muchas veces en pánico por la situación así que como pensaba que la dieta por 21 días era una regeneración, escribí una nota en mi mesilla de noche a modo de mantra, para que fuese calando en mi subconsciente. Cada día que me levanto y me acuesto, la leo:
Yo soy muy afortunada
Yo soy muy feliz
Yo soy vitalidad y energía positiva
Yo soy fuerte y ágil
Yo estoy completamente sana
Yo tengo mucha paz
Yo amo la vida
Gracias
Estas líneas se han convertido en mis mantras durante un año. Aunque al principio no sentía prácticamente ninguna de ellas, pensé que me ayudaría a centrarme en lo que si deseo en mi vida, en vez de lamentarme por mi estado.
Con el ayuno vi claro que mi cuerpo estaba gritando que necesitaba darme un tiempo para cuidarme, poner orden en mi vida y descansar. Empezamos los cambios. Dejé de fumar, modificamos la dieta, empecé a tomar agua de mar, súper alimentos y antibióticos naturales, hice los cursos zen, biomagnetismo, cromoterapia, modifiqué mis hábitos con los aparatos eléctricos (menos IPad, el movil fuera de mi cuerpo, quité el Wifi en casa y todo lo eléctrico fuera de mi habitación), muchos baños con sal, Magnesio por todo mi cuerpo a diario, hice terapia de duelo, empecé a dar paseos por la montaña y el mar para conectarme de nuevo a mi perra y la naturaleza, como tenía tiempo, volví a asistir a las comidas familiares y a ver amig@s que hacía tiempo que no veía...Y empecé a relajarme por fin!
Acepté mi enfermedad como un proceso de aprendizaje y me puse paso a paso como un Sherpa que sube al Himalaya. Me he cargado de paciencia y valor para atravesar el dolor, el malestar y el miedo. He llorado y sufrido y esto me ha transformado. Lidia ha estado a mi lado en todo momento, me ha cuidado y guiado con gran sensibilidad, profesionalidad y conciencia. Entre las dos hemos ordenado mis sentimientos más profundos y hemos empezado a construir del centro hacia fuera. Del corazón al exterior. Me ha ayudado a pasar del egocentrismo a la cooperación. A reaccionar ante la compasión, a ayudar a los demás, a creer firmemente en mi talento, a volver a dibujar y disfrutar en mi estudio, a crear presente y futuro de forma constructiva. A volver a confiar!
Igual que me enfermaron muchos factores y no sentía de verdad prácticamente ninguna línea de mis mantras, tras un año de tratamiento, hemos ordenado y sanado muchos factores y poco a poco he ido sintiendo cada una de las líneas que escribí. Hasta día de hoy que todas son ciertas. Se han convertido en mi realidad! El dolor físico y emocional se ha ido.
Me siento prácticamente curada, llena de vitalidad, con ganas de materializar mis proyectos, vuelvo a dibujar desde el corazón. Me siento en paz y feliz. Y cuando no lo estoy, medito y vuelvo a mi centro.
Gracias Lidia!
Necesitaba un médico holístico y te has convertido en mi maestra!
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